domingo, 13 de noviembre de 2011

Rock en bondi

Si un día la locura te brota y querés salir al mundo exterior no hay nada mejor que subir al bondi pedir el boleta de $1,25 (por las dudas) y viajar a donde sea. Pero no te olvides del rock nacional para condimentar el viaje.



Me subí en Liniers, y para empezar el recorrido Cielo Razzo tocaba Charlone en mis oídos. Los autos pasaban, y el calor empezaba a tomar protagonismo. Un taxista le cruzó el auto al señor colectivero, mientras de fondo sonaba 1,2 Ultraviolento con la voz anarquista de Pil Trafa. Ambos se acordaron sus respectivas madres y hermanas (de una parte muy particular en realidad) y siguieron sus caminos. Al llegar al barrio de Caballito, lugar en donde crecí, Nene de Antes de Divididos me traía recuerdos del colegio y de las tardes vagando por la calle. Atrás quedó El Cid Campeador, y el bondi tomaba Apolinario Figueroa para llegar a Scalabrinni Ortiz. Ahí más de quince personas se bajaron para tomar el subte en la estación Malabia, mientras yo escuchaba Corazon de Brancaleone. La gente de traje y cara cansada me hacía pensar en cuanto les hacia falta a ellos la música en ese momento. En la calle Cabrera empezó el primer estancamiento. Primero Aire de Los Cafres intentó hacer más ameno el momento, pero luego Estalla de La Renga empezaba a poner violenta a la gente. Los bocinazos se mezclaban con el solo de Chizzo y el calor ya me pintaba la cara. Para peor, una vez que la Avenida Pueyrredon quedó a mis espaldas, tenía la sensación  de que el colectivo lo empujaban dos rengos desde atrás. Dame de Guasones le ponía ritmo al mal trago. En la Facultad de Medicina se bajó la rubia más linda del viaje, con un ambo color azul y unos aritos haciendo juego. Apenas cruzamos cinco segundos de miradas, que para mi fueron meses. "Una hermosa Lucifer" me decía Andrés Ciro en Insisto. En la Avenida Santa fe, las rubias taradas que tanto odiaba Luca Prodan, gastaban a cuenta de todos. Mejor No Hablar de Ciertas Cosas me ayudaba a cruzar Rodriguez Peña, cuando faltaban diez cuadras para la 9 de Julio. Otra vez a paso de hombre. El humor me abandonaba de a poco, pero Movida Rastafari de Los Pericos me robaba una sonrisa. Era el mejor tema para bancarme el embotellamiento. Con La Flor de "Nonpa" y de Bombachitas Rosas de Las Pelotas (Las pelooooo, las pelooootas cantaba con ritmo de cancha) llegué a Plaza San Martín. El sol bien alto en el cielo me vigilaba mientras cruzaba Maipú. En dos minutos estaría en la oficina inmersa en la jungla de cemento. La Hija del Fletero de Los Redondos retrasaba mis pasos. Una vez que cerré la puerta del estudio, empezaban a sonar los primeros acordes de Volviendo El Sol, un clásico del El Bordo, pero esa canción mejor me la guardo para el camino de vuelta a casa.

1 comentario:

  1. La crónica es floja porque no tiene ninguna relevancia periodística, no hablaste con nadie y no fuiste a ningún lado. Como ejercicio estético puede valer, pero eso es todo.

    Más allá de eso, te faltan casi todos los posteos que pedimos en el año. Entrevistas, una con audio, lo de 1984, lo de Twitter y lo de Facebook -más la relación con la película. Una nota color, la nota en la que se hablaba con la gente y muchas, muchas más.

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