Afiche de la película "Buenos Aires Rock" dirigida por Hector Olivera |
Era el año 1982 y la Dictadura militar que golpeaba a la Argentina desde 1976 comenzaba a tambalear. HAbía pasado la Guerra de Malvinas en abril de ese año y siete meses después se organizaba en el Estadio Obras Sanitarias este festival. Era la cuarta edición (las primeras tres fueron entre 1970 y 1973) de un festival dedicado a la libre expresión, con el fin de "pasar un rato escuchando música".
La ambigüedad musical es lo primero que llama la atención. Durante los cuatro sábados de noviembre que duró Buenos Aires Rock tocaron Los Abuelos de la Nada, León Gieco, un joven Alejandro Lerner, Raúl Porchetto, Spinetta Jade, Lito Nebbia entre otros. Hasta acá 100% exponentes del Rock Nacional de aquel entonces, combativos pero relegados a la nada por la dictadura. Sin embargo tocaron otras dos bandas más que poco tenían que ver con el género: Riff y V8. La partición de la banda metalera V8 había sido una de las exigencias de Norberto "Pappo" Nopolitano para que Riff (que ya era una banda importante en el ambiente) estuviese presente en B.A. Rock 1982.
La serie de recitales tenía un aspecto mucho más que el musical. Era un pequeño paso a la libertad, a ser capaces dejar de lado el miedo por un rato. Igual que el ojo vigía que George Orwell diseñó en la novela 1984, el poder militar irrumpió no sólo en el gobierno y en la vida exteriorizada de la sociedad, sino que como un Gran Hermano intentó aplicar la ley militar en la vida privada de las personas. El Habeas Corpus, una garantía personal garantizada por la constitución nacional, fue reducida un párrafo en una hoja. Los edictos policiales estaban a la orden del día. Se intervinieron sindicatos, universidades. Cualquier tipo de aglomeración humana era perseguida y terminada como lo sufrió en piel y hueso Winston Smith.
Volviendo a Buenos Aires Rock 1982, el 8 de noviembre se presentó ante una multitud, V8. La pesada formación le tenía tanta repulsión a los "hippies" como a la policía, y el lugar estaba lleno de los dos. Voló absolutamente de todo por el aire. Ricardo Iorio se acercó al micrófono y arengó: "Y los hippies que se mueran". Una lluvia de sustancias y objetos cayó sobre el escenario. Abajo algunos metaleros se tomaban a golpes de puño (siempre quise escribir esta frase tan trillada) con algunos "azules". El cantante Beto Zamarbide, cantante de V8, señala a alguien del público y lo invitaba a pelear en pleno recital. Lo que empezó en escándalo terminó en una trifulca. En 2001 salió a la venta un DVD tributo a V8 con imagenes de este recital, en dónde las tomas de violencia entre policias, metaleros, V8 y "hippies" fueron editados con imagenes ya tomadas.
Beto Zamarbide en Obras, noviembre de 1982 |
Para bien de nostros el Gran Hermano de la Junta Militar murió en 1983 con el triunfo de Raúl Alfonsín. Era la vuelta de la democracia, de las garantias personales, de la libertad de expresión y ambulatoria. Nunca la Argentina volvió a sufrir un Estado tan despreciable y nefasto como el de 1976/1983. Y que obras como la ya mencionada 1984 sirvan de ejemplo de lo que no se debe hacer más. Nunca más.
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